Uzbekistan

Si Dios Puede Abrir Uzbekistán al Evangelio, ¿Por qué No Otros Lugares?

Los obstáculos pueden parecer inamovibles cuando uno trabaja con Grupos No Alcanzados. Los JuCUMeros creemos en la visión dada por Dios de Apocalipsis 7:9. Como resultado, los equipos de JuCUM-MF responden a través de orar e ir. Queremos ver a toda nación, tribu y pueblo alcanzado por Jesús. Esta historia de cómo Dios abrió una puerta imposible en medio del pueblo uzbeko hace vivir estos versículos del libro de Apocalipsis.

Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano. (Apocalipsis. 7:9, NVI)

Uzbekistán: Un País Cerrado

En los años 80’s, uno de nuestros investigadores de misiones, Todd Johnson, habló en una conferencia de JuCUM acerca de Misiones Fronterizas. JuCUM-MF recién estaba empezando. Él nos dijo que el pueblo Uzbeko era uno de los grupos étnicos más grande y más difícil de alcanzar. Nos describió su tierra, Uzbekistán. Era un país cerrado dentro de URSS comunista. En ese momento, a los extranjeros no se les permitía entrar a ese país mayormente musulmán.

Los JuCUMeros que escucharon el mensaje de Todd entendieron. Dios nos llamó a ir a cada nación. Él quería alcanzar a toda tribu y pueblo. Incluso los uzbekos. Los que escucharon el mensaje querían creerlo, pero los obstáculos parecían invencibles. Dios sabía como vencer esa dificultad. ¡No fue demasiado difícil para Él!

En menos de dos años después del mensaje de Johnson sobre los uzbekos, se cayó el muro de Berlín. El símbolo comunista de la “Cortina de Hierro” fue demolido mientras todos miraban por televisión. ¡El mundo se sorprendió! De repente, un camino inesperado fue creado para compartir a Cristo con los uzbekos no alcanzados. La URSS ahora estaba abierta a los extranjeros.

Misiones Fronterizas en JuCUM sabía que tenían que responder a esa puerta abierta. Los JuCUMeros fueron movilizados  desde todo el mundo y mas de cien respondieron al llamado. Llegaron a Uzbekistán y empezaron a aprender el idioma y la cultura. Mientras desarrollaban amistades, comenzaron a hablar con la gente acerca de Jesús.

Los uzbekos rápidamente abrieron sus corazones y creyeron en las Buenas Nuevas. Vidas fueron transformadas poderosamente. Comunidades de creyentes fueron establecidas y ancianos locales fueron entrenados y comisionados.  Lo que en algún momento fue inalcanzable se convirtió en una realidad. ¡La gente uzbeka estaba amando y obedeciendo a Jesús! Empezó a compartir el evangelio con otros. El movimiento comenzó a multiplicarse.

Los Creyentes Locales Permanecen Fuertes

En los últimos años, el gobierno uzbeko trató de parar el creciente movimiento. Los misioneros fueron expulsados. Se intensificó la persecución contra la iglesia uzbeka. A pesar de este nuevo obstáculo, los creyentes locales continúan manteniéndose fuertes. Los creyentes locales siguen avanzando hacia los propósitos de Dios para su pueblo y su tierra.

Mirando a través de todos estos años como JuCUM-MF, nuestros corazones están llenos de gratitud. Dios ha logrado lo que en algún momento pareció tan imposible. ¡Habrá uzbekos en medio de la multitud descrita en la Revelación de Juan!

Hoy se estima que hay 10,000 creyentes uzbekos, y varios movimientos están ocurriendo. Gracias a Dios por la puerta abierta que Él dio y por los JuCUMeros que tomaron un paso para entrar por ella. Ellos oraron y fueron. Dios se movió, y el resultado es discípulos adorando en iglesias que se multiplican. Eso es lo que significa orar e ir.

Más Deben Ir

¿Será que las tribus y naciones no alcanzadas que quedan, conocerán a Jesus? Y si lo harán, ¿cómo sera esto? Los obstáculos de hoy parecen imposibles, justamente como parecía hace años cuando miramos a la nación de Uzbekistán. Pero la palabra de Dios habla a nuestras apasionadas preguntas. Dios ya nos dio una imagen profética de una gran multitud que nadie podía contar. Son de cada tribu, pueblo e idioma. Ningún grupo étnico es demasiado difícil para que Dios lo alcance. Él es más que capaz de abrir las puertas.

Dios lo hizo antes, y lo hará otra vez. Cuando una puerta se abre en un Pueblo o Grupo No Alcanzado, ¿estaremos listos para responder? Oremos y vayamos.

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