Asia Central: ¿Una tierra dura para el evangelio? ¡No cuando Dios se muestra!
La histórica Ruta de la Seda, que cruza Asia y mas allá es rica en historias de aventura. La ruta pasa por lugares que se consideran entre las grandes maravillas del mundo. Se podría decir que son “el tipo de lugares que están hechos para los sueños”.
Cuando escuchamos sobre Asia Central, pensamos en hermosos edificios antiguos embaldosados en azul, en fuentes, parques, veranos calurosos e inviernos fríos. Pero desde 1920 hasta finales del siglo XX, Asia Central fue parte de la Unión Soviética. Todas sus tribus y naciones estuvieron bajo el comunismo en ese tiempo. La práctica de la religión no se consideraba aceptable. ¡Los que admitían que creían en Dios eran acusados de ser rebeldes, o incluso locos!
¡La Historia Da Un Giro en U!
Cuando terminó el tiempo del dominio soviético, el pueblo de Asia Central recordó su historia. La mayoría de la gente sabía que hacía muchos años sus familiares y costumbres habían sido musulmanas. No habían estado practicando su fe en la vida diaria, pero sabían algo de su historia espiritual.
Estas personas provenían de lo que a veces se llaman como los «Tans»: Kirguistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kazajistán. Todo a su alrededor, les recordaba las viejas costumbres de sus bisabuelos. Muchos volvieron a los idiomas tradicionales, la ropa y las costumbres. Pronto, la mayoría de aquellos cuyos abuelos habían sido musulmanes se convirtieron en seguidores activos del Islam.
Pero algunos se resistieron. Recordaban a sus abuelos contándoles cómo había sido en aquellos días. Habían sido abrumados y agobiados por muchas leyes y restricciones. Muchos no querían volver a estas leyes.
¡Conoce a Josué!
Josué* es un joven misionero que vive en uno de estos países de Asia Central. Recientemente, fue invitado a almorzar con algunos compañeros misioneros, el estaba muy contento de ir. Cuando llegó, estaba aún más emocionado de ver que también había varios hombres locales.
Josué se sentó con un joven a quien no había conocido antes. Ellos comenzaron a hablar. Después de un tiempo, y para asombro de Josué, ¡se dio cuenta de que el joven seguía a Jesús!
Josué estaba ansioso por saber cómo el joven había llegado a conocer al Señor. Después de todo, él era de un país musulmán muy estricto. De inmediato Josué le pidió que le compartiera su historia.
Él llegó al fondo …
El joven le dijo: “Una noche tuve un sueño. Estaba en el fondo de un pozo sin poder salir, la gente estaba parada sobre mí mirando hacia abajo, pero ¡nadie me ayudaba! De repente vi a Andrés* aparecer entre la multitud de rostros. ”El joven luego señaló a Andrés, que estaba sentado al otro lado de la mesa.
“Él se agachó y me sacó, luego me llevó y caminamos hacia Isa Al-Masih (Jesús el Mesías)». Continuó: “¡Tuve exactamente el mismo sueño la noche siguiente!”
“Yo sabía que tenia que hablar con Andrés. Cuando lo encontré y le conté mi sueño, ¡él se quedó asombrado! Andrés me dijo que unos meses antes había comenzado a orar para que Alá me hablara en un sueño”.
¡Un sueño hecho realidad para ambos hombres! Andrés tuvo el privilegio más grande de presentar a este joven a Jesús. Josué se maravilló de esta historia. Fue un hermoso ejemplo de compañerismo con Dios a través de la oración.
Transmitiendo nuestras bendiciones
¿Que acerca de ti? ¿Podría ser que hay una vacante especial que podrías llenar? Puede que te hayas dado cuenta de que has recibido mucho de Jesús. Si estás en Cristo, Él te ha bendecido con salvación y perdón de pecados. ¡También tienes la bendición de tener una relación con Él y estar en comunión con otros creyentes!
¿Puedes verte compartiendo ese regalo con otros que aún no han escuchado las buenas noticias de Jesús? ¿Estarías dispuesto a dar de gracia lo que has recibido de gracia?
Millones de personas son como el joven en la historia de Josué. Muchos de ellos sinceramente quieren conocer a Dios y tener esperanza eterna. Imagínate ser usado por Dios para traer esa esperanza. ¡Pídele a Dios que te dé un sueño!
Cualquier cosa de valor duradero comienza con la oración. Pídale al Señor que te otorgue el privilegio de compartir la esperanza que hay en ti con aquellos que no han escuchado de Él. Echa un vistazo a nuestros Seminarios de Misiones Fronterizas de JUCUM y otros entrenamientos y comienza tu viaje.
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